tenía los güevos tostados por el sol y llenitos de amor... el berraco solía pasear errante ante las cochinas del lugar, se insinuaba con su danza del apareamiento pero nunca conseguía liberar la tensión que la entrepierna le oprimía porque "rulas" siempre le atizaba con un pedrusco en los lomos y le hacía huir con el rabo entre las piernas (es símplemente la expresión, obviamente el rabo no cabía con esos güevacos).
.....pero el se sabia el macho dominante y siempre lo verias volver a hocicar en la chotera de toa hembra q se paseara por alli, no dando opcion a ningun otro berracucho del tres al cuarto q quisiera ocupar su terreno de echo sacaba a relucir su sarriento colmillo en tono amenazante en tono de defensa.....
... como era el mas chulo del lugar se hizo dos "piercings" en el hocico y un "tatoo" de una bellota en el jamón derecho, que a parte de distinguirle de los demás machos representaba el secreto de su éxito...
nadie va a decir que lucía unas hermosas pezuñas negras como el carbón, naturales, de nacimiento y no "pirateadas" como los jamones que sortea "el moña" en feria .. esa era tambien una de sus virtudes.. además del Kilo y medio de carne que le cuelga entre la entrepierna..
Todos los lechones querían ser como él. Todas las mañanas, a primera hora, se acercaba por detrás de alguna hembra y le plantaba las dos brillantes pelotas encima de la cabeza. Eran tan colgajeras que les tapaba los ojos. Los lechones cuando veían esto, se echaban a reír a carcajadas diciendo: algún día tendremos esas suculentas y brillantes pelotas. Hasta que una mañana, muy muy temprano, vio a una hembra que estaba agachada cogiendo bellotas. El berraquete miró a su alrededor y vio que nadie lo miraba, ni siquiera sus fans lechoncetes. Se aproximó a la hembra con intenciones lujuriosas, dio un salto a la diana y de repente, zas!! apareció el rulas de detrás de una pared y le arreó otra pedrada en el lomo. En ese momento el berraquete despertó de la pesadilla y vio como todos los lechones estaban riéndose de él. Le dijeron que estaba pronunciando la palabra:"macadamia"...
8 comentarios:
era el semental de la poderosa ganaderia de los ceja, famosa en la comarca por su gran pureza y calidad de sus ejemplares
tenía los güevos tostados por el sol y llenitos de amor...
el berraco solía pasear errante ante las cochinas del lugar, se insinuaba con su danza del apareamiento pero nunca conseguía liberar la tensión que la entrepierna le oprimía porque "rulas" siempre le atizaba con un pedrusco en los lomos y le hacía huir con el rabo entre las piernas (es símplemente la expresión, obviamente el rabo no cabía con esos güevacos).
.....pero el se sabia el macho dominante y siempre lo verias volver a hocicar en la chotera de toa hembra q se paseara por alli, no dando opcion a ningun otro berracucho del tres al cuarto q quisiera ocupar su terreno de echo sacaba a relucir su sarriento colmillo en tono amenazante en tono de defensa.....
... como era el mas chulo del lugar se hizo dos "piercings" en el hocico y un "tatoo" de una bellota en el jamón derecho, que a parte de distinguirle de los demás machos representaba el secreto de su éxito...
nadie va a decir que lucía unas hermosas pezuñas negras como el carbón, naturales, de nacimiento y no "pirateadas" como los jamones que sortea "el moña" en feria .. esa era tambien una de sus virtudes.. además del Kilo y medio de carne que le cuelga entre la entrepierna..
Todos los lechones querían ser como él.
Todas las mañanas, a primera hora, se acercaba por detrás de alguna hembra
y le plantaba las dos brillantes pelotas encima de la cabeza. Eran tan colgajeras
que les tapaba los ojos. Los lechones cuando veían esto, se echaban a reír a carcajadas
diciendo: algún día tendremos esas suculentas y brillantes pelotas.
Hasta que una mañana, muy muy temprano, vio a una hembra que estaba agachada
cogiendo bellotas. El berraquete miró a su alrededor y vio que nadie lo miraba, ni siquiera
sus fans lechoncetes. Se aproximó a la hembra con intenciones lujuriosas, dio un salto
a la diana y de repente, zas!! apareció el rulas de detrás de una pared y le arreó otra
pedrada en el lomo. En ese momento el berraquete despertó de la pesadilla y vio como
todos los lechones estaban riéndose de él. Le dijeron que estaba pronunciando la palabra:"macadamia"...
y efectivamente al día siguiente el berraco se levantó pensando... "dioooooh como tengo la bulba raquídea"
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